El viernes más inoportuno un buen amigo decidió hacer una reunión para pasar un rato agradable brindando con los compañeros de la infancia. Lo califico como inoportuno porque al otro día (sábado) a primera hora debía asistir a una entrevista de trabajo. Como me comprometí con las dos reuniones, tuve que ir a ambas. 
Al principio de la jornada nocturna, pensaba que iba a ser una noche tranquila de amigos, sin ningunos tragos de más... Sin embargo el alcohol me jugó una mala pasada, no dejando controlarme. 
El exceso de cerveza y otras bebidas alcohólicas me hizo perder la noción del tiempo. Había planeado retirarme de la casa a la 1:00am para tener unas horas de buen sueño, pero no respete la planificación, pasándome largamente de la hora estipulada.
Luego de recordar tantas anécdotas, situaciones graciosas de cada personaje y por supuesto aventuras de todo tipo, presenciamos el amanecer con bastantes copas de más.
Al ver el amanecer reaccioné de inmediato y despidiéndome de todos los presentes, me paré de la silla para ir directo al baño. Después de lavarme el rostro de una manera intensa, me dirigí a mi casa. Llegué a las 7:00am, faltando dos horas para la entrevista. A pesar que parecía imposible acudir a ésta, traicioné a mi cuerpo y logré llevarlo al compromiso, pero esa es otra historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario